El humo blanco que se elevó sobre la Capilla Sixtina el 8 de mayo de 2025 a las 18:07 marcó el final de un cónclave notablemente breve. En solo 24 horas y cuatro rondas de votación, los 133 cardenales electores eligieron al cardenal estadounidense Robert Francis Prevost como el 267º papa de la Iglesia Católica. Esta rápida elección oculta, sin embargo, intensas negociaciones y alianzas estratégicas que merecen ser analizadas.
Las fuerzas presentes antes del cónclave
El partido Parolin: el favorito caído
Al entrar al cónclave, el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano bajo Francisco, era considerado el gran favorito. Este experimentado diplomático contaba con una sólida experiencia internacional y un profundo conocimiento de los engranajes de la Curia. A su alrededor se había formado una "squadra italiana" que esperaba devolver el papado a un italiano.
Según fuentes cercanas al cónclave, Parolin habría obtenido entre 40 y 45 votos en el primer escrutinio – insuficiente para crear una dinámica victoriosa.
Otras facciones
El bloque progresista, mayoritariamente nombrado por Francisco, representaba potencialmente el grupo más numeroso, pero sufría de la ausencia de un candidato consensuado. Los nombres del cardenal filipino Luis Antonio Tagle, del cardenal brasileño Sérgio da Rocha y del cardenal italiano Matteo Zuppi circulaban en este grupo.
Los cardenales conservadores, aunque minoritarios, constituían un grupo de influencia con figuras como el cardenal guineano Robert Sarah o el cardenal húngaro Péter Erdő.
Los cardenales de África, América Latina y Asia formaban un bloque informal pero creciente, reflejando el desplazamiento del centro de gravedad de la Iglesia Católica hacia el hemisferio sur.
Robert Francis Prevost: la emergencia de un candidato de consenso
Un perfil único
A los 69 años, Prevost presentaba un perfil singular que lo hacía aceptable para diferentes facciones. Estadounidense de nacimiento pero habiendo pasado gran parte de su carrera en Perú, encarnaba un puente entre el norte y el sur. Religioso agustino, aportaba la perspectiva de las órdenes religiosas en un colegio cardenalicio dominado por prelados diocesanos.
Su reciente nombramiento (2023) como prefecto del Dicasterio para los Obispos le había permitido familiarizarse con la Curia romana sin ser percibido como un "curial" de carrera. Esta posición estratégica también le había dado la oportunidad de conocer a numerosos obispos y cardenales de todo el mundo.
Los arquitectos de su elección
La elección de Prevost fue facilitada por varias figuras clave. El cardenal italiano Giuseppe Versaldi jugó un papel determinante construyendo alrededor de Prevost una red de protección y credibilidad dentro del episcopado italiano.
Un apoyo inesperado pero crucial vino del cardenal estadounidense Raymond Leo Burke, figura emblemática de los conservadores. Burke habría reconocido en Prevost "una alternativa sobria y ortodoxa a los excesos de ambigüedad de los años recientes". Este apoyo contribuyó a presentar a Prevost como un candidato capaz de trascender las divisiones tradicionales.
La red agustiniana, aunque discreta, también aportó un apoyo eficaz, especialmente entre los cardenales latinoamericanos.
La cuestión financiera del Vaticano La elección de Prevost también podría haber sido influenciada por consideraciones económicas. Proveniente de la Iglesia estadounidense y con un perfil internacional, el nuevo papa es percibido como "un gran organizador que podría ayudar a restaurar el orden en las finanzas vaticanas". Esta dimensión no es insignificante en un contexto donde las dificultades financieras de la Santa Sede se han intensificado en los últimos años, requiriendo una gestión más rigurosa y transparente de los recursos. Su experiencia variada entre diferentes culturas y su enfoque pragmático podrían contribuir así a resolver estos desafíos económicos que enfrenta la Curia Romana.
En los días previos al cónclave, el eminente vaticanista italiano Giovanni Maria Vian ya designaba al cardenal Prevost como el outsider absoluto, susceptible de convertirse en el favorito en caso de neutralización entre los grandes "papabili". Al cerrarse las puertas del cónclave, Roma efectivamente zumbaba con su nombre.
El arzobispo de Nueva York, el cardenal Timothy Dolan, jugó un papel decisivo como hacedor de reyes, movilizando a electores de América del Norte y del Sur, mayoritariamente anglófonos, así como a aquellos vinculados a la Commonwealth, desde Sudáfrica hasta la India pasando por las islas Tonga.
La dinámica del cónclave: cuatro escrutinios hacia un consenso
Primer día: posiciones iniciales
El primer escrutinio sirvió principalmente para medir las fuerzas presentes. Según algunos relatos, Parolin, Tagle y Erdő habrían entrado en la contienda con un apoyo considerable:
- Pietro Parolin: aproximadamente 40-45 votos
- Luis Antonio Tagle: aproximadamente 25 votos
- Péter Erdő: aproximadamente 20 votos
Contrariamente a las primeras estimaciones que le atribuían solamente una decena de votos, Prevost habría en realidad recogido un número significativo de sufragios desde esta primera vuelta, junto a otros candidatos como Zuppi y Aveline que también obtuvieron algunos votos.
Sin embargo, según fuentes italianas, los cardenales Parolin y Tagle se neutralizaron rápidamente desde las primeras vueltas. Si bien Parolin disponía de un bloque significativo de 40 a 50 votos según las estimaciones, este número seguía siendo insuficiente para alcanzar los 89 votos necesarios para la elección.
Los partidarios del papa Francisco se presentaron divididos en varios grupos, incapaces de proponer una alternativa coherente. Algunos analistas sugieren que el acuerdo controvertido concluido con el gobierno de Pekín podría haber perjudicado las posibilidades de Parolin. Por otra parte, un rumor persistente evoca un acuerdo secreto entre el cardenal de Vicenza y el cardenal filipino Luis Tagle, alianza que finalmente no habría resistido la prueba de los hechos, permitiendo un trasvase de votos hacia Prevost y favoreciendo su elección desde la cuarta vuelta.
Segundo día: el ascenso al poder
La jornada del 8 de mayo comenzó con dos escrutinios matutinos que modificaron el equilibrio de fuerzas. El segundo escrutinio habría visto un primer movimiento significativo hacia Prevost, que habría pasado a unos 25 votos.
Fue durante la pausa del almuerzo en la residencia Santa Marta donde tuvieron lugar las discusiones decisivas. El cardenal Wilton Gregory reveló que Prevost entabló conversaciones con miembros del clero en "pequeños grupos" durante el cónclave, específicamente durante las comidas y las pausas para el café.
Gregory precisó: "No fue como si se hubiera levantado y hubiera pronunciado un discurso increíblemente convincente que impresionara a la asamblea". El cardenal Robert McElroy añadió que no fue tanto el contenido de lo que Prevost decía, sino la "manera en que lo decía" lo que encontró eco entre los cardenales.
El escrutinio decisivo
El escrutinio de la tarde del 8 de mayo finalmente vio una rápida convergencia hacia Prevost. Ante el estancamiento entre los candidatos principales, muchos cardenales percibieron a Prevost como una alternativa viable.
Varios factores aceleraron este movimiento:
- El bloque latinoamericano se unió en gran medida detrás de Prevost
- Muchos cardenales italianos prefirieron apoyar a Prevost antes que ver elegido a un cardenal asiático o africano
- Los cardenales conservadores fueron influenciados por el apoyo de Burke y O'Malley
- El "grupo de los inclasificables" se decantó masivamente por Prevost
En el cuarto escrutinio, Prevost habría obtenido más de 90 votos, superando ampliamente la mayoría de dos tercios requerida.
El fracaso de Parolin: razones de un bloqueo
El cardenal Parolin, a pesar de su posición de favorito, no logró reunir la mayoría necesaria por varias razones:
- El "síndrome del favorito" - el adagio "Quien entra Papa al cónclave sale cardenal" se verificó una vez más
- La resistencia de los cardenales no europeos que percibían a Parolin como el símbolo de una gobernanza demasiado centrada en Roma
- La oposición de los cardenales estadounidenses, especialmente sobre la cuestión de las relaciones con China
- Una percepción ambivalente respecto a su relación con el pontificado de Francisco
Las alianzas decisivas
La elección de Prevost fue posible gracias a varias alianzas estratégicas:
El eje americano-latinoamericano
Se estableció una convergencia entre cardenales norteamericanos y latinoamericanos, unidos por el perfil único de Prevost, tanto nativo de Chicago como profundamente arraigado en la realidad peruana.
La mediación italiana
Algunos cardenales italianos, decepcionados por el estancamiento de Parolin, orquestaron un progresivo apoyo a Prevost. Esta mediación fue facilitada por los vínculos que Prevost había establecido con Italia durante sus estudios y su mandato como Prior General de los Agustinos.
El puente entre reformistas y tradicionalistas
Se formó una alianza inesperada entre cardenales con sensibilidades muy diferentes. Figuras como el cardenal progresista Blase Cupich y el conservador Raymond Burke se encontraron apoyando al mismo candidato, lo que demuestra la capacidad de Prevost para aparecer como un "puente" entre diferentes visiones de la Iglesia.
La elección del nombre: una declaración de intenciones
La elección por Robert Francis Prevost del nombre de León XIV constituye una declaración de intenciones que revela sus prioridades.
Al referirse a León XIII (1878-1903), Prevost establece un vínculo con un pontificado marcado por la apertura de la Iglesia a las cuestiones sociales, especialmente a través de la encíclica Rerum Novarum (1891).
Esta elección sugiere que León XIV pretende situar las cuestiones sociales, la dignidad del trabajo y la lucha contra las desigualdades en el centro de su pontificado, inscribiéndose al mismo tiempo en la gran tradición teológica y doctrinal de la Iglesia.
El futuro equipo de León XIV
Desde el anuncio de su elección, comenzaron las especulaciones sobre los nombramientos clave que podría efectuar el nuevo papa.
La Secretaría de Estado
León XIV podría mantener a Parolin en su puesto durante un período transitorio, mientras prepara su reemplazo. El nombre de Monseñor Luis Marín de San Martín, obispo español y agustino, es frecuentemente citado para el puesto de Sustituto para los Asuntos Generales.
Colaboradores clave
Otras figuras importantes podrían incluir:
- Monseñor Fabio Fabene, ex secretario del Dicasterio para los Obispos
- Monseñor Ilson de Jesus Montanari, brasileño y experto en América Latina
- Sor Nathalie Becquart, punto de equilibrio entre sinodalidad y gobierno
- El padre Alejandro Moral Antón, Prior General de los agustinos
¿Un punto de inflexión en la historia de la Iglesia?
El cónclave que eligió a Robert Francis Prevost como Papa León XIV podría marcar un punto de inflexión significativo en la historia reciente de la Iglesia Católica.
Con el primer papa estadounidense (después de un polaco, un alemán y un argentino), este cónclave confirma que el papado ya no es prerrogativa de los europeos. Esta evolución refleja el desplazamiento progresivo del centro de gravedad de la Iglesia Católica hacia las Américas, África y Asia.
El estilo de liderazgo que emergió durante el cónclave – centrado en la escucha, el diálogo y la búsqueda de consenso – también podría anunciar un nuevo modelo para la Iglesia en un mundo polarizado.
Finalmente, la elección de Prevost deja abierta la cuestión del futuro de las reformas iniciadas por Francisco. Su posición intermedia sugiere un deseo de consolidación más que de ruptura o aceleración, una "Iglesia en escucha interior" más que una "Iglesia en salida".